
La inseminación artificial es la primera alternativa que se plantea en un tratamiento de reproducción asistida. Esta técnica se utiliza en aquellas parejas que no han logrado el embarazo por problemas de la mujer a nivel de cuello de útero o por alteraciones en el semen del hombre. El objetivo de la inseminación artificial es acercar los espermatozoides al óvulo para aumentar las posibilidades de fecundación.
La muestra de semen se obtiene por masturbación el mismo día en que se va a realizar la inseminación. Se recomienda a la pareja una abstinencia sexual en los 3-5 días previos.
A través de una serie de procedimientos de laboratorio se incrementa el potencial de fertilidad de los espermatozoides con una técnica llamada capacitación espermática. Una vez seleccionada la población de espermatozoides más fértiles, un volumen aproximado de 0.5 ml de semen capacitado se introduce en el útero.
Junto a la inseminación artificial con el semen de su pareja existe también la inseminación artificial con semen de donante en casos de mujer sola, parejas femeninas o cuando en algunas ocasiones no está indicado usar el semen propio.